sábado, 7 de agosto de 2010

Educar no es condicionar

Una constante en la educación convencional, desde hace mucho tiempo hasta ahora, es que sólo fomenta la memoria con el fin de mantener las tradiciones y condicionar al ser pensante. En nuestra sociedad aun infantil, la diferencia del otro significa una amenaza, por lo tanto es necesario amoldarlo a patrones establecidos, alejándolo de su propósito interno. Nosotros, al estar desconectados de nuestra propia verdad, nos volvemos susceptibles a la verdad ajena, por eso necesitamos que exista una verdad políticamente aceptada. Esta verdad, que llamamos sociedad, esta llena de normas que no entendemos bien y de viejos paradigmas insuficientemente discutidos. Le otorgamos demasiado poder; la dejamos entrar en nuestros pensamientos, decisiones y sentimientos, entonces le llamamos mente.
El deber de todo ser pensante (déjenme repetirlo: el DEBER de todo ser pensante), es rebelarse contra la sociedad para liberarse de factores condicionantes que lo vuelven un mediocre.
Ahora bien, no se trata de rebeldía agresiva, o de una revolución armada; se trata de una revolución con conciencia, una revolución dónde el individuo sea verdadero consigo mismo. La revolución con conciencia es la única revolución efectiva, y esta ocurre a pequeña escala, de manera muy interna; un autodescubrimiento que ninguna escuela o institución puede entregar.


Imagen: dibujo de Gerlad Scarfe, para la película Pink Floyd-The Wall.

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